Nuestras palabras tienen un gran poder. Puedes bendecir a la gente con palabras. Si le dices a alguien: «Te deseo suerte», le envías suerte. Las palabras, las letras, todo tiene conciencia. También son seres y tienen un efecto. Así que pregúntate siempre: «¿Qué estoy pensando, qué estoy sintiendo, qué estoy diciendo?». Tus acciones son el resultado de estos tres aspectos. Nos convertimos en un faro cuando los cuatro aspectos -nuestros pensamientos, sentimientos, palabra y acciones- están alineados con el bien.